Rufus Hummingbird
Foto por Donald Knight. Chuparrosa cobriza o rufous (Selasphorus rufus).

Conservación en movimiento
La migración de chuparrosas en Sonora

Karen Krebbs, Conservation Biologist, Arizona-Sonora Desert Museum
Thomas R. Van Devender, Senior Research Scientist, Arizona-Sonora Desert Museum
Francisco Molina-Freaner, Researcher, Universidad Nacional Autónoma de México-Hermosillo and Eduardo Gómez-Limón, Biological Consultant, Monte Sonorense, A.C.

Las chuparrosas capturan nuestra imaginación con sus deslumbrantes colores como piedras preciosas, sus valientes personalidades y su capacidad de vuelo única. No puedes ignorar su gusto por la vida o su energía interminable cuando zumban de flor en flor como pequeños arco iris con alas. Las chuparrosas viven solamente en el Continente Americano y hay cerca de 340 especies desde la punta de América del Sur hasta el sur del Canadá. Dieciséis de éstas se encuentran en Sonora al noroeste de México. En las latitudes tropicales donde las plantas florecen todo el año, no tienen necesidad de emigrar, pero en las áreas con estaciones más marcadas las regiones de las chuparrosas son más dinámicas debido a que ellas buscan flores con néctar abundante.

En el Desierto Sonorense del centro de Sonora, grandes áreas del matorral del desierto han sido convertidas a pastizales de zacate buffel (Pennisetum ciliare). Esta claro que hay una necesidad de estudio y protección de estos polinizadores importantes.

Anna's Hummingbird
Broad-tailed Hummingbird
Anna's Hummingbird
Superior: Chuparrosa cabeza colorada o Anna (Calypte anna). Arriba: Chuparrosa cola ancha (Selasphorus platycercus). Derecha: Chuparrosa cabeza colorada (Calypte anna).

Las flores de colores brillantes y las resplandecientes chuparrosas bailan un alocado tango evolucionario cuando los polinizadores hambrientos siguen estaciones de floración consecutivas, a lo largo de rutas en escalas locales a continentales. Para algunas especies, el cambio estacional en territorio puede ser un simple movimiento en elevación al subir y bajar una sierra. En Sonora, la chuparrosa tornasol (Cynanthus latirostris) se alimenta del ocotillo (Fouquieria splendens) en el desierto en abril y de salvias (Salvia spp.) en los bosques de encino de una sierra 'isla del cielo' en agosto. Algunas especies como la chuparrosa de copete lila o blanquita (Amazilia violiceps) extienden su territorio distancias modestas de Sonora a Arizona en los meses de verano. Otras chuparrosas que se encuentran en Estados Unidos emigran miles de kilómetros dos veces al año. La cobriza (Selasphorus rufus), la cola ancha (Selasphorus platycercus), la cabeza prieta o barbinegra (Archilochus Alexandra) y otras chuparrosas emigran desde su territorio invernal en Colima y Jalisco al occidente de México a su territorio de anidación veranero en el Pacífico Noroeste ya sea en el Canadá o Alaska. Antes de emigrar, las chuparrosas se vuelven unas maquinitas comedoras voraces y pueden subir del 25 al 50% del total de su peso en grasa, esto en sólo unos cuantos días. Las reservas de grasa abastecen de potencia el largo viaje, produciendo el doble de energía y agua como lo hacen los carbohidratos y proteínas. ¡Es casi inconcebible que una chuparrosa pueda volar de 800 hasta cerca de 1000 km por 20 o 24 horas sin parar para cargar combustible!

Conservación

Conservar una especie migratoria es como tratar de pintar un blanco en movimiento. Las chuparrosas viven en áreas geográficas diferentes en varias temporadas del año y los hábitats críticos para su supervivencia pueden estar amenazados en cualquier lugar a lo largo de sus rutas de migración. Muchas de ellas emigran a lo largo de la costa donde los desarrollos turísticos y habitacionales, granjas camaroneras y carreteras costeras disminuyen los sitios de descanso disponibles en los hábitats naturales. En las llanuras costeras del sur de Sonora y gran parte de Sinaloa, inmensas áreas de matorral espinoso de piedemonte y selva baja caducifolia han sido desmontadas para la agricultura comercial en gran escala.

En un día esplendoroso de abril del 2000, Rubén Coronado, un ranchero de 65 años, alto, con buena condición física, de cara amable tostada por el sol y Clarisa, su nieta de cuatro años, observaron con gran admiración como las chuparrosas recién anilladas posadas en sus manos sacudieron sus alas y volaron. Ruth Russell había terminado de tomar medidas detalladas de una docena de aves capturadas en redes de niebla y trampas y estaba compartiendo las maravillas de las chuparrosas con nuestros amigos del Rancho La Palmita.

Esta gozosa introducción de gente sencilla a las extraordinarias gemas del vuelo sucedió en una de las 15 excursiones para observar chuparrosas cobrizas en Sonora, de 1999 al 2003, durante el Programa de Polinizadores Migratorios (PPM) patrocinado por la Turner Foundation y el Nacional Fish and Wildlife Service y operado por el Museo del Desierto con la ayuda y cooperación de varias instituciones e individuos (ver www.desertmuseum.org/pollination/).

Broad-tailed Hummingbird
Broad-billed
Arriba: Chuparrosa cola ancha (Selasphorus platycercus). Izquierda: Chuparrosa tornasol (Cynanthus latirostris). Foto por Donald Knight

Cada año, la chuparrosa cobriza viaja de ida y vuelta desde el sur de México a Alaska, la migración más larga de un ave comparada con el tamaño de su cuerpo. Observadores de chuparrosas con bastante experiencia como Bill y Lorene Calder, Steve y Ruth Russell, Susan Wethington, Lee Rodgers, personal del Museo del Desierto, colaboradores sonorenses y muchos otros observaron a estas carismáticas aves maratóneras en áreas de Hermosillo a Yécora, a lo largo de un transecto de elevación desde matorral del desierto Sonorense, pasando por matorral espinoso de piedemonte y selva baja caducifolia hasta los bosques de encino y de pino-encino en la Sierra Madre Occidental. Los equipos del PPM visitaron cada área durante las migraciones de primavera y de final del verano así como en el invierno y principios del verano y observaron gran variedad de chuparrosas para entender mejor la dinámica de sus comunidades locales.

En una mañana de septiembre vimos 12 especies visitando un mirto (Stachys coccinea), lo que refleja la extraordinaria diversidad de chuparrosas en la Sierra Madre durante la migración de otoño. También registramos la rara presencia de la chuparrosa bigotuda o Costa (Calypte costae) en bosque de pino-encino y vimos anidando a la cola canela (Amazilia beryllina), la cejita blanca (Hylocharis leucotis), la tornasol y a la bigotuda.

Como resultado del PPM se identificaron tres corredores de migración hacia el norte usados por la chuparrosa cobriza en la primavera: el Corredor de la Costa del Golfo a lo largo del Golfo de California, el Corredor de las Planicies de Sonora en el Desierto Sonorense del centro de Sonora y el Corredor de Piedemonte en el matorral espinoso de piedemonte en las colinas bajas en la base de la Sierra Madre más al este. Durante la migración hacia el sur en agosto y septiembre, la chuparrosa cobriza usa los corredores de la Costa del Pacífico y las Montañas Rocallosas, aunque un gran número de ellas también pasan por las elevaciones bajas de la región del Desierto Sonorense entre esos corredores de néctar. En total, cerca de 1000 observaciones mejoraron en gran medida nuestro conocimiento de las migraciones de chuparrosas en Sonora, pero también nos mostraron que la ubicación de los corredores y el ritmo de movimientos son variables. Las chuparrosas fueron observadas visitando 98 especies de plantas en Sonora, 46 de estas a lo largo del transecto del este de Sonora. Aunque las plantas con flores rojas fueron las más visitadas, las chuparrosas también se observaron en muchas con flores amarillas, moradas y blancas como es típico de los trópicos. Como es de esperarse, la cantidad de especies en comunidades de chuparrosas, así como la competencia por el néctar de las flores aumentó con el paso de las migrantes.

Costa's Hummingbird
Arriba: Chuparrosa bigotuda o Costa (Calypte costae). Foto por Donald Knight

Los mecanismos del PPM del Museo también incluyeron componentes educativos importantes. Un total de 67 presentaciones en polinizadores migratorios y la historia natural del Desierto Sonorense se ofrecieron a más de 1500 alumnos en 22 escuelas a lo largo de corredores potenciales para la migración de chuparrosas en Sonora. Y las observaciones de los alumnos, maestros y personal del museo en los bebederos para chuparrosas agregaron datos importantes sobre su migración.

El éxito del Programa de Polinizadores Migratorios fue el resultado de la colaboración o apoyo de muchos individuos y organizaciones a ambos lados de la frontera: universidades, organizaciones de conservación, tribus indígenas, fundaciones y la iniciativa privada. Varias personas dieron consejos valiosos o apoyo técnico entre los que se incluyen nuestros socios públicos y científicos.

Por medio de la investigación y la educación en la región del Desierto Sonorense, el Museo del Desierto y sus socios sonorenses continuarán aprendiendo sobre los polinizadores migratorios para enseñar al público sobre las chuparrosas y su papel en la polinización y fomentar la conservación a través de la identificación y protección de manchas importantes de plantas con néctar alimenticio y los hábitats donde hacen escala estas aves migratorias.

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